Los Hikikomoris, ¿locos o rebeldes?
Hikikomoris: Hombres voluntariamente recluidos y apartados de la sociedad
Japón es, y durante muchos años ha sido una de las sociedades más competitivas y más exigentes del mundo, no hablaré ahora acerca de la cultura de la responsabilidad y de la competencia que existe en Japón, pues es un tema de sobra tratado, sino que me enfocaré al tema central de este artículo: Los Hikikomoris.
En realidad desconozco el significado exacto de la palabra "Hikikomori", pero quizá la mejor definición es la de "los que se recluyen a sí mismos", se trata de hombres, en su mayor parte jóvenes -aunque al ser un fenómeno ya no tan nuevo-, en la actualidad existen muchos, miles, e incluso decenas de miles de Hikikomoris adultos.
Hasta hace algunos años, la existencia de los Hikikomoris no pasaba de ser un hecho anecdótico, prácticamente motivo de chistes, sin embargo, lo que empezó en Japón como un fenómeno más bien raro, ha ido aumentando año con año a ritmo creciente, y en la actualidad no es más motivo de risa, pues en Japón se calcula que hay ya más de un millón, y hasta 1,200,000 hikikomoris, hombres que han decidido apartarse de la sociedad, recluirse a sí mismos en sus habitaciones, jóvenes y hombres que han decidido no salir más a la calle, no buscar trabajo, no buscar pareja ni socializar en el mundo real, aunque con frecuencia suelen establecer comunicaciones de manera virtual.
Muchos podrían acusar a los Hikikomoris, de tontos, de improductivos, de locos, sin embargo antes de lanzar tales acusaciones, habría que hacerse la pregunta; ¿qué es lo que ocasiona que muchos hombres jóvenes decidan cortar sus lazos con la sociedad, renunciar a su "libertad" y a su búsqueda de "éxito" y de "progreso", para en cambio recluirse en el limitado espacio de sus habitaciones?
¿Es que en verdad están locos?, ¿es que son idiotas?, no, ni una cosa ni la otra, incluso muchos de ellos fueron en sus etapas previas, en su niñez y primera adolescencia, chicos normales, y algunos de ellos, bastante por encima de lo considerado normal, chicos brillantes, sobresalientes, que en algún momento de sus vidas empezaron a pasar cada vez más tiempo encerrados en sus habitaciones, decidiendo salir cada vez menos, y abandonando los estudios, y hasta el trabajo en el caso de los Hikikomoris adultos, para pasar más tiempo solos, en sus cuartos, hasta llegar al extremo de prácticamente recluirse por completo.
En la actualidad en Japón, el tema de los Hikikomoris ha empezado a convertirse en un Tabú para los medios masivos de comunicacion, ya que en un principio se hablaba de ellos en tono burlesco y despectivo, lo cual lejos de desalentar esas conductas, hizo que muchos jóvenes se plantearan la idea de convertirse en Hikikomoris, no participar más en el sistema, ni trabajar, lo cual no hubiera sido demasiado trascendente ni importante, de no ser por el número de Hikikomoris que existen hoy en día; más de un millón. Más de un millón de jóvenes y adultos que no participan más en el desarrollo de la sociedad, que no contribuyen con su trabajo ni colaboran en actividades productivas, que no generan riqueza ni fuerza laboral. Es ahora que las autoridades empiezan a preocuparse, a dejar de reírse y a tomarlos en serio, y se preguntan, ¿por qué?.
Y esa es la pregunta que queda en el aire; ¿por qué los Hikikomoris?, ¿por qué cientos de miles de hombres en el Japón han decidido que no vale la pena trabajar ni contribuir al sistema?, ¿por qué prefieren la soledad y el encierro de sus habitaciones, antes que ser parte activa de la sociedad y pagar impuestos y ganar dinero?, la respuesta a esas preguntas no las dan los psicólogos, ni las trabajadoras sociales, ni el gobierno, ni las publican los medios de comunicación, la respuesta a esa pregunta, la dan ocasionalmente los propios Hikikomoris en algunos foros de internet, y al buscar y rebuscar comentarios al respecto, pueden entenderse sus razones; muchos de ellos argumentan, que cómo hombres, la sociedad no les ofrece absolutamente nada, ninguna ayuda, ningún apoyo, ningún beneficio, ningún estímulo, ni siquiera aun, un mínimo reconocimiento por su trabajo, y no se diga un elogio, nada, la sociedad y el sistema no les ofrecen nada, ni les reconoce nada, simplemente considera que la obligación de ellos es trabajar, pagar impuestos, y trabajar más, contribuir al sistema como fuerza laboral o en las fuerzas armadas, primero trabajando todo el día, y luego pagando escrupulosamente sus impuestos durante toda su vida como seres anónimos que no serán reconocidos nunca, ni mencionados, y que incluso es posible que mueran solos y abandonados como indigentes o en un asilo en el mejor de los casos; solos. Ellos lo saben y lo afirman, que ese es el destino que como hombres les espera, y es por eso que dicen preferir no contribuir a una sociedad que no les ofrece ni les reconoce nada, que prefieren vivir sus días al momento, de preferencia solos, aislados en sus habitaciones para no recibir burlas ni rechazos ni menosprecio, ocultos en sus mundos virtuales, a salvo de una sociedad que los juzga y los condena si no trabajan y contribuyen, pero que nunca los elogiará si sí lo hacen.
Es sabido que en Japón la tasa de suicidios de los hombres, es muy elevada, y que muchos Hikikomoris al final recurren al suicidio cuando el padre muere o se se queda sin recursos económicos para seguirlos manteniendo, más eso no los desalienta, ellos lo saben y no hacen nada por dejar de ser Hikikomoris, saben que no tendrán futuro, y en el fondo saben que su única salida será la muerte, pues bien, lo prefieren, prefieren la muerte por suicidio, antes que ser esclavos del sistema -y así lo manifiestan-, otros de ellos quizá no estén tan conscientes de por qué son Hikikomoris, simplemente se recluyen porque no sienten que el mundo exterior tenga nada que ofrecerles, pero sí mucho que exigirles.
Pero eso no se restringe al Japón, pues el fenómeno de los Hikikomoris se está extendiendo a otros lugares, como es el caso de Hong Kong, en donde ya se contabilizan decenas de miles, y se va ampliando a otros lugares del mundo.
Es de esa manera que después de investigar, y analizar el tema de los Hikikomoris, no queda otra que preguntarse, si no es tiempo ya de un cambio, si no es tiempo de que esos jóvenes y adultos empiecen a recibir algún tipo de ayuda, o por lo menos algún reconocimiento por su trabajo y su esfuerzo, pues de lo contrario, cada vez más hombres decidirán no contribuir más a una sociedad que sólo los juzga, les exige y los condena, pero nunca les reconoce nada.
En realidad desconozco el significado exacto de la palabra "Hikikomori", pero quizá la mejor definición es la de "los que se recluyen a sí mismos", se trata de hombres, en su mayor parte jóvenes -aunque al ser un fenómeno ya no tan nuevo-, en la actualidad existen muchos, miles, e incluso decenas de miles de Hikikomoris adultos.
Hasta hace algunos años, la existencia de los Hikikomoris no pasaba de ser un hecho anecdótico, prácticamente motivo de chistes, sin embargo, lo que empezó en Japón como un fenómeno más bien raro, ha ido aumentando año con año a ritmo creciente, y en la actualidad no es más motivo de risa, pues en Japón se calcula que hay ya más de un millón, y hasta 1,200,000 hikikomoris, hombres que han decidido apartarse de la sociedad, recluirse a sí mismos en sus habitaciones, jóvenes y hombres que han decidido no salir más a la calle, no buscar trabajo, no buscar pareja ni socializar en el mundo real, aunque con frecuencia suelen establecer comunicaciones de manera virtual.
Muchos podrían acusar a los Hikikomoris, de tontos, de improductivos, de locos, sin embargo antes de lanzar tales acusaciones, habría que hacerse la pregunta; ¿qué es lo que ocasiona que muchos hombres jóvenes decidan cortar sus lazos con la sociedad, renunciar a su "libertad" y a su búsqueda de "éxito" y de "progreso", para en cambio recluirse en el limitado espacio de sus habitaciones?
¿Es que en verdad están locos?, ¿es que son idiotas?, no, ni una cosa ni la otra, incluso muchos de ellos fueron en sus etapas previas, en su niñez y primera adolescencia, chicos normales, y algunos de ellos, bastante por encima de lo considerado normal, chicos brillantes, sobresalientes, que en algún momento de sus vidas empezaron a pasar cada vez más tiempo encerrados en sus habitaciones, decidiendo salir cada vez menos, y abandonando los estudios, y hasta el trabajo en el caso de los Hikikomoris adultos, para pasar más tiempo solos, en sus cuartos, hasta llegar al extremo de prácticamente recluirse por completo.
En la actualidad en Japón, el tema de los Hikikomoris ha empezado a convertirse en un Tabú para los medios masivos de comunicacion, ya que en un principio se hablaba de ellos en tono burlesco y despectivo, lo cual lejos de desalentar esas conductas, hizo que muchos jóvenes se plantearan la idea de convertirse en Hikikomoris, no participar más en el sistema, ni trabajar, lo cual no hubiera sido demasiado trascendente ni importante, de no ser por el número de Hikikomoris que existen hoy en día; más de un millón. Más de un millón de jóvenes y adultos que no participan más en el desarrollo de la sociedad, que no contribuyen con su trabajo ni colaboran en actividades productivas, que no generan riqueza ni fuerza laboral. Es ahora que las autoridades empiezan a preocuparse, a dejar de reírse y a tomarlos en serio, y se preguntan, ¿por qué?.
Y esa es la pregunta que queda en el aire; ¿por qué los Hikikomoris?, ¿por qué cientos de miles de hombres en el Japón han decidido que no vale la pena trabajar ni contribuir al sistema?, ¿por qué prefieren la soledad y el encierro de sus habitaciones, antes que ser parte activa de la sociedad y pagar impuestos y ganar dinero?, la respuesta a esas preguntas no las dan los psicólogos, ni las trabajadoras sociales, ni el gobierno, ni las publican los medios de comunicación, la respuesta a esa pregunta, la dan ocasionalmente los propios Hikikomoris en algunos foros de internet, y al buscar y rebuscar comentarios al respecto, pueden entenderse sus razones; muchos de ellos argumentan, que cómo hombres, la sociedad no les ofrece absolutamente nada, ninguna ayuda, ningún apoyo, ningún beneficio, ningún estímulo, ni siquiera aun, un mínimo reconocimiento por su trabajo, y no se diga un elogio, nada, la sociedad y el sistema no les ofrecen nada, ni les reconoce nada, simplemente considera que la obligación de ellos es trabajar, pagar impuestos, y trabajar más, contribuir al sistema como fuerza laboral o en las fuerzas armadas, primero trabajando todo el día, y luego pagando escrupulosamente sus impuestos durante toda su vida como seres anónimos que no serán reconocidos nunca, ni mencionados, y que incluso es posible que mueran solos y abandonados como indigentes o en un asilo en el mejor de los casos; solos. Ellos lo saben y lo afirman, que ese es el destino que como hombres les espera, y es por eso que dicen preferir no contribuir a una sociedad que no les ofrece ni les reconoce nada, que prefieren vivir sus días al momento, de preferencia solos, aislados en sus habitaciones para no recibir burlas ni rechazos ni menosprecio, ocultos en sus mundos virtuales, a salvo de una sociedad que los juzga y los condena si no trabajan y contribuyen, pero que nunca los elogiará si sí lo hacen.
Es sabido que en Japón la tasa de suicidios de los hombres, es muy elevada, y que muchos Hikikomoris al final recurren al suicidio cuando el padre muere o se se queda sin recursos económicos para seguirlos manteniendo, más eso no los desalienta, ellos lo saben y no hacen nada por dejar de ser Hikikomoris, saben que no tendrán futuro, y en el fondo saben que su única salida será la muerte, pues bien, lo prefieren, prefieren la muerte por suicidio, antes que ser esclavos del sistema -y así lo manifiestan-, otros de ellos quizá no estén tan conscientes de por qué son Hikikomoris, simplemente se recluyen porque no sienten que el mundo exterior tenga nada que ofrecerles, pero sí mucho que exigirles.
Pero eso no se restringe al Japón, pues el fenómeno de los Hikikomoris se está extendiendo a otros lugares, como es el caso de Hong Kong, en donde ya se contabilizan decenas de miles, y se va ampliando a otros lugares del mundo.
Es de esa manera que después de investigar, y analizar el tema de los Hikikomoris, no queda otra que preguntarse, si no es tiempo ya de un cambio, si no es tiempo de que esos jóvenes y adultos empiecen a recibir algún tipo de ayuda, o por lo menos algún reconocimiento por su trabajo y su esfuerzo, pues de lo contrario, cada vez más hombres decidirán no contribuir más a una sociedad que sólo los juzga, les exige y los condena, pero nunca les reconoce nada.
Perseo.