Bueno, ya que esta sección es para cosas diversas comparto uno de mis escritos que realizo como vómito literario a veces cuando tengo ataques de ansiedad... pero he estado tan deprimida ahora que no escribo hace meses... bueno acá va, espero que no sea tan malo como pienso hjajaja (tengo una gran influencia de Alejandra Pizarnik porque es mi escritora preferida):
No sé para que hago todo lo que hago. No sé para que estudio. No sé para que me esfuerzo. No sé para que me levanto todos los días. A veces no lo sé. No lo entiendo o no lo quiero entender o no lo encuentro el sentido a la vorágine de cosas que se me cruzan por la cabeza a cada segundo. Sólo hago todo lo que hago para evitar la sensación de no querer ser todo el tiempo, de saber que no vamos a ser más, de que el momento puede llegar en este instante, o de que nunca fuimos. No sé para que creo lazos que siempre van a terminar no siendo, por que nada llega a ser, por que nada es del todo, por que todo termina en un vacío enorme que te ahoga la garganta en la noche evitando que puedas dormir, que te recuerda segundo a segundo la existencia de no querer ser. EL DESEO de no querer ser. ¿Qué hacer con ese deseo? seguir siendo. Seguir siéndolo. Hasta que llegue el momento.
Somos polvo. Y estas líneas tampoco significan nada, sólo es una manera absurda de seguir negando el deseo. O viviéndolo en demasía. Frente a desconocidos que no les interesa mi vida, que no les va a interesar, por que yo soy nadie, y soy todos, por que todos somos nadie y nacemos siendo nadie, vivimos siendo nadie y siendo todos. Por que vivo para buscar los brazos que me resguarden, pero esos brazos son polvo, y nunca serán otra cosa que polvo. Vivo buscando algo que no existe. No va a existir. Vivo buscando algo que no es. Vivimos en una ilusión constante de risas, llantos, y universos de sentimientos inexistentes. No existe. No es.
Y somos polvo.
Vivo buscando a esa persona que me resguarde del no ser. Esa caricia, ese beso, ese abrazo, esa palabra, esa tomada de mano, esa caricia en el pelo, ese golpe, esa violencia. La violencia que te haga olvidar que no sos y no querés ser. La violencia de la inexistencia. Pero no existe. No es. Lo que no existe no es y no se puede renunciar a la búsqueda de algo que no existe. Por que no se puede renunciar a lo que nunca fué. Por que no se puede renunciar a lo que no es. Por que no se puede renunciar a lo que nunca será ni va a ser. Por que no se puede renunciar a lo que nunca se tuvo. Por que no hay manera de escapar del no ser y el nudo que te ahoga cada segundo un poco más. Busquemos distracciones. Mentime y mintámosnos haciendonos creer que podemos ser. Pero por favor, haceme creer que puedo ser. Mentime. Dístraeme del universo existencial.
Y somos polvo.
No sé para que hago todo lo que hago. No sé para que estudio. No sé para que me esfuerzo. No sé para que me levanto todos los días. A veces no lo sé. No lo entiendo o no lo quiero entender o no lo encuentro el sentido a la vorágine de cosas que se me cruzan por la cabeza a cada segundo. Sólo hago todo lo que hago para evitar la sensación de no querer ser todo el tiempo, de saber que no vamos a ser más, de que el momento puede llegar en este instante, o de que nunca fuimos. No sé para que creo lazos que siempre van a terminar no siendo, por que nada llega a ser, por que nada es del todo, por que todo termina en un vacío enorme que te ahoga la garganta en la noche evitando que puedas dormir, que te recuerda segundo a segundo la existencia de no querer ser. EL DESEO de no querer ser. ¿Qué hacer con ese deseo? seguir siendo. Seguir siéndolo. Hasta que llegue el momento.
Somos polvo. Y estas líneas tampoco significan nada, sólo es una manera absurda de seguir negando el deseo. O viviéndolo en demasía. Frente a desconocidos que no les interesa mi vida, que no les va a interesar, por que yo soy nadie, y soy todos, por que todos somos nadie y nacemos siendo nadie, vivimos siendo nadie y siendo todos. Por que vivo para buscar los brazos que me resguarden, pero esos brazos son polvo, y nunca serán otra cosa que polvo. Vivo buscando algo que no existe. No va a existir. Vivo buscando algo que no es. Vivimos en una ilusión constante de risas, llantos, y universos de sentimientos inexistentes. No existe. No es.
Y somos polvo.
Vivo buscando a esa persona que me resguarde del no ser. Esa caricia, ese beso, ese abrazo, esa palabra, esa tomada de mano, esa caricia en el pelo, ese golpe, esa violencia. La violencia que te haga olvidar que no sos y no querés ser. La violencia de la inexistencia. Pero no existe. No es. Lo que no existe no es y no se puede renunciar a la búsqueda de algo que no existe. Por que no se puede renunciar a lo que nunca fué. Por que no se puede renunciar a lo que no es. Por que no se puede renunciar a lo que nunca será ni va a ser. Por que no se puede renunciar a lo que nunca se tuvo. Por que no hay manera de escapar del no ser y el nudo que te ahoga cada segundo un poco más. Busquemos distracciones. Mentime y mintámosnos haciendonos creer que podemos ser. Pero por favor, haceme creer que puedo ser. Mentime. Dístraeme del universo existencial.
Y somos polvo.